Una de las ideas que con más fuerza quiso impulsar el Fujimorismo en la campaña presidencial del 2016, fue que había un “Nuevo Fujimorismo”, alejado de su pasado vergonzante, y en concordancia con esa idea alejaron de sus listas congresales a históricos líderes como Martha Chavez o María Luisa Cuculiza; intentaron a toda costa mostrar un nuevo rostro, pidiendo perdón por sus errores , no olvidamos la imagen de Keiko Fujimori en el debate presidencial firmando un compromiso en el cual rubricaba la frase : “Nunca más, un cinco de abril”; prometiendo además luchar contra la corrupción. El analista político Steven Levistsky sustentó en varios artículos la tesis del “Nuevo Fujimorismo”, el cual tuvo su punto de partida, en la presentación de Keiko en la Universidad de Harvard, cuando reconoció, al menos de boca para afuera, el papel de la CVR, se solidarizó con las víctimas de las esterilizaciones forzadas y como cereza del postre se mostró a favor de la unión civil.

Algunos peruanos creyeron en sus palabras, sobre todo los más inocentes e incautos, cayeron en ese personaje que intentó crear Keiko en campaña, esa nueva Keiko que nos quiso mostrar, más amplia, menos conservadora e incluso progresista, dispuesta a cargar la mochila de los errores de su padre, pero dispuesta también a refundar el Fujimorismo. Sin embargo todo era una un disfraz, una careta diseñada para ganar las elecciones, el Fujimorismo es el mismo de siempre, no ha cambiado y no tiene la más mínima intención de arrepentirse de sus errores, no hay ni habrá un “Nuevo Fujimorismo”, el Fujimorismo gestado el 5 de abril de 1992, sigue vigente y es el único posible, y me permito dejar algunas evidencias de ello:

1) El 14 marzo, en una reunión entre Keiko y su bancada, Fuerza Popular (o sea el Fujimorismo) desestimó por segunda vez la formación de una comisión en el Congreso que investigue los delitos de abuso sexual del Sodalicio.

2). El 23 de marzo, las congresistas fujimoristas, Úrsula Letona y Alejandra Aramayo, presentaron un proyecto de ley “mordaza” a la prensa, buscando condicionar a quienes dirigen los medios de comunicación.

3) El 4 de abril, la congresista fujimorista Patricia Donayre, presentó un proyecto que apunta a la vacancia presidencial, bajo la figura de vacar a aquellos mandatarios que no cumplan con su plan de gobierno.

4) El 4 de abril, la Comisión de Constitución, con mayoría fujimorista, derogó el DL 1323 emitido por el Ejecutivo que endurecía las penas por crímenes de odio y violencia de genero contra la comunidad LGTBI

5) El 5 de abril, vía Twitter, Alberto Fujimori reivindica el golpe del 5 de abril de 1992, y se proclama como el “Arquitecto de la democracia” y afirma haber salvado la democracia.

Todos estos hechos, nos muestran que el Fujimorismo en su expresión más dura y radical, está vigente y controla el Congreso del país, y no tiene ninguna intención de hacer un mea culpa por sus errores, no apoya en ningún extremo la unión civil, y empieza a incubar su nueva estrategia para controlar los medios de comunicación y generar la vacancia presidencial.

No seamos inocentes en creer en ese “Nuevo Fujimorismo”, eso no existe, jamás existirá, el fujimorismo de los noventa, está intacto y se siente fortalecido, ante ese peligro debemos estar atentos y hacerle saber al fujimorismo, que hay una sociedad civil, alerta y vigilante que alguna vez sacudió sus cimientos y resistió su embate, y que hoy está más alerta que nunca.